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Una de chispas.
Película de Adidas que recurre al tono épico, casi místico.
Es curioso como a veces resulta fácil, quizás demasiado fácil, reducir la habilidad, el esfuerzo y el trabajo al casual don divino o suerte.
Cierto, tener la chispa está al alcance de muy pocos. Tener aquello que te diferencia de los demás, que te hace, de cierta forma, especial, único, inconfundible…con un toque de genialidad, de novedad. Aquello que te aporta distinción y, qué puñetas, superioridad. Puedes con todo.
En cambio, el no tenerla te hace ajustar tu vida y tus aspiraciones a lo de siempre, a lo de todo el mundo o, mejor dicho, a lo que hace todo el mundo: dejarte llevar y fijarte objetivos de acuerdo a la mediocridad que dicta nuestra actual sociedad.
Maldita sea… ¿dónde venderán esas ansiadas chispas?
Según Adidas en cualquier tienda de botas de fútbol. Tan fácil como ir hasta la más cercana, pedirte unas F50 y ya está.
Ojalá fuera cierto. Ojalá fuera así de fácil.
Pero amigos, amigas, señoras que preguntan “¿quééé?” aunque saben perfectamente de lo que estás hablando y Velociraptores que mientras usan el teclado no pueden mirar la pantalla: siento decepcionaros.
La chispa no se vende.
Es más, si se vendiera vendría en una cajita monodosis, con prospecto y con una advertencia en rojo que rezaría: no nos hacemos cargo de los más que posibles efectos secundarios.
Ah, otra cosa.
Resulta curioso ver como el número de niños achicharrados de forma voluntaria por descargas eléctricas ha triplicado en el último año. ¿Querrán estos ser como Messi o es todo fruto de la casualidad?
Nunca lo sabremos, pero recuerda: impossible is nothing.
El spot mola un monton tio.
Hay algo un poco extraño en la realización, de modo que al final del anuncio enseñan el producto con un plano rarísima de los pies, que el que lo vea no sabe seguro que ve exactamente, es una forma un poco mala de enseñar el producto. ¿A ti qué te parece Campeón?