Palabras. Palabras y austeridad. Y también el sexo de los ángeles. Y la crisis ha afectado, eso es innegable.

El festival del Sol en San Sebastián es el más importante a nivel mundial en cuanto a publicidad creada en y para países de habla hispana. Y me pareció mentira, lo juro. De acuerdo, nunca antes había estado en ningún sarao profesional, pero en mi imaginario directores creativos con una copa de vino en la mano charlaban con redactores jóvenes con un gintonic en la diestra. Visualizaba filas de stands interminables a lo largo de un Kursaal que se me antojaba kilométrico, como una especie de Ifema gremial, donde los cortadores de jamón se asentaban en una zona dedicada a tal efecto. La realidad fue distinta.

Uno casi tenía que dejarse la piel para conseguir una mísera Heineken. Los stands quedaban visitados en menos de cinco minutos. Y el único cortador de jamón tomaba lugar en el mismísimo escenario donde se entregaba el Sol de platino. El jamón tuvo un gran protagonismo en la entrega de premios, sólo equiparable al que tiene en las fiestas de mi barrio. Uno accede al Kursaal, pulserita acreditadora en brazo, y recibe un pequeño papel de 3x3cm con un número en él, y alguien pregunta para qué es eso, y otro bromea: sortearán un jamón en el descanso. Y se equivocaba, porque no se sorteó en el intermedio sino enmedio de la ceremonia. Dos jamones más fueron entregados a sus respectivos dos peces gordos ante la mirada hambrienta y consternada de cientos de creativos.

¿Quién dijo que Argentina había perdido protagonismo en la creatividad hispana para cedérselo a Brasil? Una incontable cantidad de galardones cruzaron el charco para aterrizar en Ezeiza. Aunque ni ellos pudieron con la excelente producción de nuestro Séptimo de Muriel, que se llevó el Sol de Oro en la sección de jóvenes creativos, hecho que se celebró fuerte y etílicamente entre nuestros compañeros horas después.

Otro punto flojo fueron la mayoría de las ponencias. No salíamos de nuestro asombro cuando veíamos a unos, quizá los más, grandes de la publicidad española: Toni Segarra y Marçal Moliné, discutiendo la respuesta a una cuestión curiosa (¿La frase 'una imagen vale más que mil palabras' sigue en vigencia?) planteada desde la entusiasmada audiencia. Segarra tajó con un "las imagenes están hechas de palabras", afirmación que fue duramente cuestionada en petit comité desde las puertas del Kursaal minutos después.

En cuanto a la gala, se tuvo a bien seguir el nivel general y fue presentada por dos grandes figuras de la excelencia publicitaria: la sosa cantante Beth y el Sevilla, de los Mojinos Escozíos. "Por lo menos nos echaremos unas risas", dijo Rovira. Y sí, alguna cayó. Personalmente, esperaba que alguien sacara una pandereta y los asistentes a la gala se arrancaran a entonar una charanga, cosa que no ocurrió. Lo cual fue, quizá, mi mayor decepción Solar.

Pero, haciendo caso de Segarra y su "la publicidad no es una ciencia", me atuve a lo que tenía que atenerme. Y, oye, ¡qué pedazo de cubatas servían en el Bataplán por siete euros!